Los monjes, la mujer y el río
Caminaban dos monjes por una senda, cuando de
repente escucharon una voz femenina llamándoles y pidiéndoles ayuda. Los monjes
interrumpieron su paseo para acercarse a una mujer que trataba de cruzar el paso
de un río donde no había puente alguno…
El mayor de los monjes, no reparo un instante en
cargar a la mujer, para así poderla dejar en su deseado destino, la otra orilla
del río.
Una vez logrado, la mujer mostró su agradecimiento
al monje y éste regreso junto con su compañero de paseo. Ambos retomaron la
senda que habían dejado y se fueron acercando de nuevo al templo donde vivían.
Caminaron un buen rato en silencio, hasta que casi
llegando a su destino, el menor de los monjes no pudo contenerse más por lo
anteriormente sucedido y le pregunto a su maestro:
-¿Maestro, porqué has accedido a ayudar a aquella
mujer en el río? Ya sabes que tenemos prohibido cualquier contacto con las
mujeres.
Éste sonrió y con un gesto que denotaba paz y
sabiduría, contestó:
-Sí, la llevé. Pero la dejé en la orilla del río
mucho tiempo atrás, pero veo que tu todavía la sigues cargando.
Y tú, ¿qué sigues cargando?, a veces no cuesta desprendernos de situaciones, pensamientos o personas...
Fuente: Shayuru
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