Cierto día dos campesinos buscaban sembrar
una semilla distinta en su campo, buscaron por todas partes y no encontraron
nada nuevo en aquella comarca.
Al poco tiempo un visitante de tierras
lejanas paso por allí y les ofreció unas extrañas semillas, con la advertencia:
“Tomara tiempo para que crezca la planta de esta semilla, por lo que deberán ser
pacientes.”
Animados sembraron las semillas, al cabo de
un año no se veían frutos, tampoco el segundo, ni del tercero, perseverante abonaban
el lugar y lo regaban y así pasó el cuarto año.
Pero el quinto año la comezón del desaliento comenzó
a apoderarse de uno de ellos, sumado a que los campesinos de pueblo comenzaban
a murmurar, decían que los habían engañado; alguno se detenía al atardecer de
regresos de las tareas diarias y mirando el terreno sembrado se burlaban.
El sexto año al colmo de estupor uno de ellos
dijo: “Ya no!… ya no sigo más! Seis años abonando y regando, ¿para qué tanto
esfuerzo? Hare algo más productivo con mi tiempo.
El otro campesino
lo miro comprensivamente y le dijo: “El hombre que nos dejó las semillas no
dijo que tuviéramos paciencia, así que yo esperare un año más.”
El Séptimo año con las esperanza al límite, comenzó
a ver que algo salía del suelo y comenzó a crecer. Una, dos tres, semanas, al
cobo de la séptima semana la planta de bambú alcanzaba los treinta metros
¿Qué paso?! se preguntaba la gente del lugar. El visitante que les había regalado las semillas regreso por aquella comarca, los campesinos intrigados le preguntaron ¿qué clase de planta era aquella?.
El visitante de tierra
lejana sonrió y pausadamente les dijo: El bambú japonés crece hacia abajo durante
los primeros 7 años formado un conjunto de raíces profundas. Podríamos decir
que se prepara para luego alcanzar el mayor de los éxitos hacia arriba,
creciendo de una manera acelerada.
Tal fue la sorpresa en toda la región que
muchos visitaron aquel lugar y los dos campesinos se hicieron famosos.
El camino
que nos lleva a la madurez, a materializar nuestros proyectos y alcanzar
nuestras metas, requerirá de nuestro continuo crecimiento personal y
perseverancia. Como bien dice el dicho
lo importante no es llegar sino mantenerse, para ello nuestras raíces deben ser
profundas capaces de sostener nuestro éxito.
Tú también puedes dejar tu moraleja o reflexión.
por Celso Vera
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